El estudio de la meiosis, proceso de formación de espermatozoide y óvulos, se ha realizado de manera clásica mediante el uso de animales modelo. Para el caso de mamíferos, el ratón es el animal más empleado. En concreto, en el estudio de la espermatogénesis, se precisa el sacrificio de los machos y extracción de los testículos para la obtención de espermatocitos. Para algunos estudios funcionales, como por ejemplo el análisis del efecto de drogas, inhibidores de procesos metabólicos, agentes mutagénicos o generadores de daño en el ADN en la progresión de la espermatogénesis, la concentración o dosis de exposición es muy importante. En nuestro grupo de investigación, desde hace años hemos puesto a punto la técnica de cultivo organotípico de fragmentos de túbulos seminíferos para estos estudios funcionales. De esta manera, en lugar de emplear un animal por condición de experimentación, empleamos un único animal para las diferentes dosis o condiciones de estudio. Esto no sólo permite la reducción del uso de animales y el refinamiento de la metodología, permite también partir de un material de estudio más homogéneo (el mismo animal) para las diferentes condiciones de estudio. Aunque pueda parecer una metodología obvia y sencilla, hay que tener en cuenta las peculiaridades del tejido, el epitelio seminífero es muy particular, y no se pueden desarrollar cultivos inmortalizados como ocurre con las células somáticas.